jueves, 25 de junio de 2015

Empatía Pasajera Por Iña PerezVizzon



Empatía Pasajera 

Entré escuchando música, motivado por llegar y ansioso por salir del subte. Por fin llegó, me adentré en el vagón y me dirigí hacia un asiento, en ese momento una pareja también iba por el suyo, quedaban dos pero no eran contiguos. Al verlos apresurándose, me aleje hacia la zona para discapacitados, me apoye en los tubos y seguí escuchando música. La pareja, le pidió de favor a uno de los pasajeros si podía correrse para poder sentarse juntos, este acepto corriéndose. 
El subte se detuvo en la siguiente estación, a dos puertas de mí dentro del vagón apareció un guitarrista callejero, encendió su amplificador y comenzó. 
Dudé, pero me quité los auriculares y me dispuse a escucharlo. 
Era jazz, reproducía una base y jugaba arriba con su guitarra eléctrica. 
Lo hacia bien, con los minutos se iba soltando cada vez mas, lo mire en algunas ocasiones para mostrarle mi gratitud e interés. 
Él, pareció percibirlo, cerro los ojos y e hizo un mayor esfuerzo. 
Con uno de sus punteos me saco una sonrisa. 
Apenas terminó me acerque para dejar un billete en su gorra, el hombre me agradeció y sin mirarme ni yo a él se retiró hacia el siguiente vagón, el viaje seguía. 
Me senté en un lugar que estaba vacío, en una de las puntas. Volví a colocarme los auriculares, luego de unos segundos, un hombre que estaba con su familia sentado en mi hilera, me pregunto con una incoherente pregunta, ¿Congreso de Tucumán?. 
Quité uno de mis auriculares, y le dije ¿como? ¿Hacia donde quiere ir?. 
Su mujer haciéndose la desentendida, lo codeaba para que se detuviera. 
En eso, intervino un hombre de saco marrón con escarapela, pelo gris y un poco desalineado, parecía sacado de tribunales. 
Dijo, ¿como es la dirección? 
Congreso… respondió el hombre. Al mismo tiempo paso un niño repartiendo paquetitos de pañuelos. Ofreció uno a cada uno por asiento. Yo tome el mío. 
El niño de la familia quiso agarrarlo, pero la madre se lo impidió y le dijo vos siempre querès todo lo que aparece ¿ no?. 
Tiene que hacer combinación con la línea azul respondí. Él del saco agregó algunos datos más. 
Todo parecía terminar, volví a ponerme los auriculares para disfrutar del viaje. 
Miré hacia delante y lo vi .Me sonrió y señalando la guitarra que yo llevaba me pregunto ¿que llevas un bajo? 
No, una guitarra criolla dije. 
Como no entendió tuve que sacarme los auriculares otra vez. Y repetir mi respuesta. 
Ahí vi como sus ojos se encendieron al ver que me los saqué y estaba dispuesto a escucharlo, comenzó su monólogo rápidamente, tengo tres hijos, yendo al grano ¿No? todo comenzó con él grande, compro una guitarra cuando todavía estudiaba ingeniería después se paso a filosofía y dejo de usarla, pero se engancharon los mas chicos, el mas chico esta como loco, pasa prácticamente todo el día con la guitarra. 
-Ahora quiere que le compre un marchal ,¿ marchal es?- 
Si un amplificador asentí. 
El tipo seguía: chistando, viste como son los pibes, un día quieren esto, otro día aquello pero yo los banco en todas para que encuentren su camino, mientras no sea el de la autodestrucción. Entonces, resulta que a mi nene lo lleve a Talcahuano para comprárselo. 
Antes de entrar al local le dije ¿estas seguro? mira que es algo caro, podrías esperar hasta estar mas avanzado. ¿No te vas aburrir? 
El negó con la cabeza y entramos. Hablamos con el vendedor y le pedimos un amplificador, nos explico que tenía dos marshal. Uno de menor poder y otro de mayor. 
Le pregunté cual quería, señaló el más poderoso. Yo tacaño y desconfiado le dije pero si recién empezás. 
El vendedor lo miro fijo y le pregunto ¿cuanto años tenès ? 11 respondió. 
¿Y hace cuanto tocas? hace poquito. Ah, sos un ignorantito de la guitarra todavía, te conviene empezar con este, señalando el mas chico. Hay que empezar por el principio para mantener esas ganas. 
Nos acercamos al mostrador y efectuamos la compra, el vendedor se me acerco y me dijo, mi papa me rompió una guitarra cuando era chico, quería que hiciese otra cosa, hace 6 años no lo veo e hizo un silencio , como dando lugar a algo, quizás a una reflexión. 
Parecía un sueño, habiame dicho tal cual lo que yo quería escuchar. 
Atónito le dije. 
Claro, exacto, es fundamental el sentirse apoyado, y lo más importante no son los botines. 
El hombre respondió, medio atolondrado. ¿Como? Ah claro, los botines, sonriendo. 
En eso se levantó sorprendido y dijo, uh! me tenía que bajar en Callao. Pasa que siempre vengo hasta acá, adiós un gustazo y se bajó en 9 de julio. 
Chau , igualmente, suerte dije. 
Sonriente me coloque otra vez los auriculares. 



Buenos aires, viernes 6 de julio de 2012 

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