lunes, 27 de marzo de 2017

La Fabula de los dos generales -Saphiro


Considerarle un solo de Trompeta Jazzera de Lunes por la noche 



La Fabula de los dos generales - Saphiro 

Escapábamos de la guerra eramos unas diez personas corríamos por el bosque aterrados por las explosiones , los disparos , corrimos hasta que nuestras piernas no nos daban más , seguimos caminando sin detenernos estábamos obnubilados , aturdidos, solo pensábamos en alejarnos más y más, no se cuanto tiempo pasó desde la primer explosión pero hasta que no cayó el primero de nosotros al piso agotado, seguimos avanzando,en ese momento nos detuvimos todos, cada uno en el lugar que habíamos alcanzado, formábamos una fila serpenteante sentados en la tierra teníamos unos metros de distancia entre nosotros pero aun estábamos juntos, poco a poco fuimos levantándonos y ayudándonos a seguir, hasta que nos dimos cuenta que estábamos realmente muy cansados , decidimos quedarnos juntos quietos hasta que saliera el sol. Cuando amaneció algunos de nosotros todavía seguíamos en shock, sufríamos calambres,estábamos muy hambrientos y adoloridos. En el transcurso de la mañana algunos de nosotros caminamos por el bosque en busca de agua y alimentos ;recogimos algunas frutas de unos arboles , agua de unos charcos y volvimos con el grupo. 
Poco a poco todos nos fuimos recuperando , debíamos empezar de vuelta en algún lugar apropiado , nuestros hogares habían quedado atrás , todo había quedado atrás no había forma de regresar, recorrimos los senderos marcados por los animales hasta llegar a una especie de prado donde algunos animales pastaban.Ese fue nuestro nuevo comienzo , logramos hacer fuego , cazar, construir herramientas, realmente nos asentamos , elaboramos pequeñas chozas que con el pasar del tiempo se convirtieron en cabañas, por las noches el prado se volvía peligroso por los depredadores , entonces decidimos crear un pequeño cerco para las cinco casas que habíamos construido, hicimos pozos ,cortamos arboles les quitamos las ramas, los colocamos en los posos, quedaron como columnas ,una al lado de la otra hasta rodear las casas formando así un perímetro que determinaba la aldea. Lo unimos con barro y ramas, ya teníamos un fuerte. 
Con el paso del tiempo nuestra vida iba tornándose mas amena y sencilla , todavía intentábamos sembrar pero aun no podíamos. Ya teníamos nuestras tareas asignadas , casi no teníamos problemas para sobrevivir. Las heridas de la guerra , la conmoción íbamos superándola. Por las noches solíamos juntarnos junto al fuego y contar historias , rememorar el pasado y soñar con las cosas que nos hacían falta, fue en una de esas noches cuando empezamos a escuchar ruidos detrás del cerco, primero eran murmullos , luego golpes , ningunos de nosotros se atrevió a salir estábamos aterrados nos traía los peores recuerdos, ¿podía la guerra haber llegado otra vez a nuestra puerta? decidimos callar y esperar la salida del sol. 
Al día siguiente uno de nosotros se subió a una escalera y miró tras el cerco, lo que vio lo dejo atónito , un grupo de hombres , mujeres y niños , habianse asentado en toldos junto al cerco , lo usaban de pared y con unas cuerdas ataban los toldos. Nosotros no teníamos mucho más lugar en nuestra aldea, y ellos parecían llevar al menos unos días ahí. Esto abrió una brecha en la comunidad , una división que no nos había sucedido nunca en años de vivir juntos, uno de nuestros lideres pretendía integrar a la aldea a estas familias , el otro de nuestros lideres decía que debíamos expulsarlos para que encuentren otro lugar donde vivir. Debíamos votar y decidir cual de las dos ideas era la que prevalecería en nuestra comunidad. Y todavía nos faltaba saber como reaccionarían los extraños.