domingo, 3 de abril de 2016

Interpretación de ´Balada para un loco´



Interpretación de ´Balada para un loco´ 

Lo primero que deseo aclarar a sus críticos antagónicos es que su letra fue obra de Ferrer y no de Piazzolla, a quien se le hace la crítica. 
A posterioridad paso a mi concepción sobre el tema: es una sinfonía de símbolos que nos hace vibrar ante la esperanza de que alguien entienda lo que el mediocre denomina loco. Loco, sí, pero no por tener las facultades mentales alteradas sino por la ilusión de ser comprendido en aquellas quimeras que todos poseemos y que no nos atrevemos a decir por temor a que se denomine locura todo eso que percibimos, soñamos y nos identificamos con todo lo que representa libertad. 
Nos indica que es único ( así lo cree) que sueña con un Buenos Aires auténtico, y con una relación humana, sin la tan mentada incomunicación de la que mucho se habla, en cualquier parte, de cualquier modo, a tal punto de ser un término más y no una realidad cruel y real. Realza el sentido de una relación sin condiciones previas, sin contrato, la aceptación de ser como se es sin por eso poner adjetivos a todo aquello en desacuerdo con lo preestablecido en el grupo de vida. 
Nos habla de la necesidad de cariño, ternura, y la imposibilidad de volcar todo eso que llevamos adentro hasta ahogarnos, que no sabemos qué hacer con ella a pesar de la asfixia que provoca. Lo difícil que es brindarnos y que se nos brinde sin defensas entorpecedoras. La necesidad de querer y ser querido, así como es uno, sin poses y clichés imprescindibles en el siglo XX. Por eso, por lo difícil, es una locura como si ese termicismo que nos determina diariamente no nos haya demostrado que ´´las locuras´´ de una época no son tales en otra. Julio Verne era un loco o un fantasioso ; sin embargo fue el hombre que como todo artista anticipa lo que va a suceder. Siempre el arte precede a la ciencia; y son los artistas verdaderos profetas. Si Julio Verne figurara en la Biblia sería el profeta predilecto del siglo XX, el elegido por Dios, etc, etc., como se interpreta todo aquello que no se comprende. Por eso llamar locura a lo que no entendemos es una pedantería; no por eso niego la enfermedad mental; existe, pero también es de muy pocos establecer la división justa y saber si lo aseverado es fatídicamente verdadero. 
Nadie tiene la verdad,poseemos pedazos de verdad. 
Ferrer se nos mete casi sin darnos cuenta porque en el fondo todos tenemos algo de los descripto. ¿ Quien no soñó con un amor inédito? ¿Acaso Buenos Aires no es triste? ¿ No tiene como representante a un gorrión? , cuyo color se confunde con el de la ciudad que tampoco canta y no es alegre a pesar de una de las más noctambulas. 
Por eso la balada gusta, aunque sus defensores no sepan precisar concretamente cada símbolo ( y que Vieytes no sea nada más que la excusa que todos necesitamos ante el temor de nuestra locura). 
Bueno, lo más importante para mí es que es criticada tanto positiva o negativamente, con verdadero ardor, razón de más para justificar su existencia al permitirnos polemizar, es decir, dialogar. ¿ No les parece mérito suficiente? 
Que guste o no, depende de múltiples factores ; por lo menos se salvó de la indiferencia porteña. 
Balada para un loco se la puede negar o rechazar, pero es imposible ignorar. 

Balada para un loco , (´´ por una loca´´) Autora: M.S

viernes, 1 de abril de 2016

Maqueta de mujer By N

BY Lichtenstein

Maqueta de mujer

Tal vez de los jazmines en el pelo , lo dije muchas veces, y muchos otros antes y después que yo. Pero pienso que los Tiritus Propius son los que cultivan, y que las madejas de verde que tenemos hoy en las manos no van a terminarse nunca; porque siempre habrá un Tiritus para ayudarnos a que las madejas crezcan.
Los violetas de los ojos, de los lánguidos loco que hoy transitan estos caminos de cemento, se oscurecen de pronto cuando en un rapto de lucidez se convierten en los que los hombres llaman normales.
Pero los normales, o peor los que creen serlo, son los que no conocen el poder de los Tiritus, no conocen sus laberintos y jamás serán felices. Buenos Aires es así, como siempre, como yo lo veo; como un gran jazmín que me los dientes, y hoy estoy aquí , donde hay hombres que sin saberlo son amigos de los Tiritus; por eso pueden hablar conmigo y ver a Buenos Aires desde la cornisa de un manicomio que nos es Vieytes pero que se parece en esencia , por eso de los locos que inventaron el amor y nosotros los jazmines. 
Soy una enamorada del amor y quisiera que mi Tiritus me elija un hombre para que me regale tan sólo un jazmín, sé que sería muy feliz, que no volvería a intentar suicidarme , que ya no tendría alucinaciones sino hermosas fantasías para contarle a mis niños.
Creo que va ser la única forma de que pueda asumirme como mujer, dejar de ser hombre, y amar y que me amen y dar y que me den y tantos y como Tiritus existen.
Sé que hay montañas cerca y puedo escalarlas, que puedo hacerlo sin ayuda; pero el perfume lo necesito como el primer aliento para comenzar a vivir. Voy a buscarlo a ese jazmín , voy a luchar por tenerlo, no me voy a escapar como tantas veces. Hoy tengo ganas de luchas, de hablar, de escribir, de pintar, de mirar a los ojos de los hombres que me rodean para saber dónde está mi jazmín.
Los mascarones me miran y me hablan de sus dolores causados por mi martillo, pero ahora tienen colores hermosos y se sienten importantes, como el abeto que tuve que ser para Navidad. Porque me sentía hermosa cuando me adornaron.
Pero me preocupa mucho más que mi Tiritus piense esta noche en mí como yo estoy pensando en él; para que el milagro se cumpla, y lo llamo milagro aún sin creer en los milagros, no sé por qué.
Puede ser sólo por presentir que quien entienda el laberinto de estas palabras interprete lo que yo denomino milagro.
Para los que no conocen a los Tiritus , quiero contarles que a veces aparecen por la mañana y otras por la noche, tal vez muy tarde, que hablan nuestro idioma , que son iguales a nosotros en forma y en esencia, porque los Tiritus somos nosotros. Y que los jazmines sirven para que nos reconozcamos, para que nos ayudemos y para que alguna vez las madejas de verde que tenemos cada uno de nosotros se conviertan en una gran alfombra de paz, repleta de jazmines y de perfumes con sabor a vida, a cosas realizadas y al amor que tantas veces esperamos, sin saber que lo tenemos dentro. Porque somos un volcán al que sólo hace falta encenderlo, pero no para que destruya, sino para que llene de pasión todos los actos de nuestra larga vida poblada de Tiritus Propius y cultivar lechugas para compartirlas juntos.
Autora: N. 

Para los que no conocen a los Tiritus Propius. El Otro Yo